sábado, marzo 11, 2006

¿Hasta dónde tiene que ir el sacrificio?

Es lamentable lo que ha sucedido esta semana en la Universidad Nacional. Otro estudiante muerto, otro ser humano que pudo haber construido su ideal en otro lugar que no fuese la fría calle .

La iconografía y las representaciones sociales han cambiado, ya no es lo mismo un tropel en los años 70 y 80 que en la actualidad. Antes, “el tropel” era una acción que representaba la resistencia al sistema establecido, la demostración de que los estudiantes eran capaces de enfrentarse a la figura policial, la cual representa la fuerza represora del Estado. ¿Ha cambiado en algo todo por lo que se luchó o se lucha? .NO. Siguen existiendo todos los males por los cuales se ha combatido, aún más agudos que antes.

Una policía más brutal y sanguinaria, las miles de familias que viven en la pobreza, un gobierno represor a cargo de un Capataz de Finca, Unos políticos ineptos; el desvanecimiento de lo social. Finalmente, las armas nos llevaron al valle del dolor. Como dice Ismael Serrano en su canción “Papá cuéntame otra vez”:

Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada y tras tanto puño en alto y
tanta sangre derramada, al final de la partida no pudisteis hacer nada, y bajo
los adoquines no había arena de playa.

Fue muy dura la derrota:
todo lo que se soñaba se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas, y ya
nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias, pero tiene que llover aún
sigue sucia la plaza.


¿Sigue siendo una representación social válida de resistencia el “Tropel”? ¿No basta con los muchos muertos que ha puesto las universidades públicas? Qué representa más: ¿Un mártir caído en combate callejero? o ¿un estudiante que trabaja mano a mano con aquellos que pretende defender? La revolución está en la construcción y no en la destrucción, o por lo menos, de las vidas de personas que son mas útiles para su familia, para su comunidad, para sus amigos.

Esta guerra, que a todos nos termina agotando; finalmente, nos conduce al valle tenebroso de la muerte. Una guerra de pobres contra pobres, soldados, policías, guerrilleros y hasta los paras son gente pobre que se vinculan a la guerra, empujados por la necesidad de tener una fuente de ingresos con la que puedan mantener a sus familias. Basta de quejas y trabajemos en torno a las soluciones.

Una oración para Oscar Leonardo Salas, y que su muerte no sea en vano. Por la idea de un país más justo, más social.

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